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Megamarcha en Barcelona en respuesta al doble atentado

marcha en barcelona

Fuente: La Jornada

Más de 500 mil personas recorrieron ayer el centro de Barcelona para lanzar un grito unánime y rotundo: “No tinc por (No tengo miedo, en catalán)”, respuesta de la ciudadanía a los brutales atentados de la semana pasada en Cataluña, los cuales dejaron saldo de 15 muertos y más de 130 heridos. La manifestación estuvo encabezada por los profesionales que atendieron a las víctimas del vehículo que arrolló a transeúntes en La Rambla de Barcelona, es decir, policías, médicos, bomberos y taxistas, así como los comerciantes de la zona.

Con rechiflas y silbatazos fue recibido el rey Felipe VI, a quien la gente reprocha su relación personal y política con las monarquías árabes que supuestamente financian al Estado Islámico (EI), grupo que se atribuyó el ataque.

El pasado 18 de agosto Barcelona vivió uno de los momentos más dramáticos de su historia reciente: una camioneta recorrió la zona peatonal de La Rambla –símbolo de la ciudad– a más de 80 kilómetros por hora y en zigzag. Esa noche, en Cambrils, otro vehículo intentó realizar un ataque similar, el cual fue impedido por un dispositivo policial, pero aun así el saldo final de ambos atentados y la violencia del ataque dejó en estado de consternación y duelo a las sociedades catalana y barcelonesa.

Para dar respuesta a ese sentimiento de indignación y duelo, pero también para tender puentes a otras culturas y religiones ante el temor de más brotes de xenofobia e islamofobia, el ayuntamiento de Barcelona convocó a una gran manifestación en el centro de la ciudad, bajo el lema espontáneo que surgió de la ciudadanía: No tengo miedo.

Medio millón de personas, según la Guardia Urbana, se concentraron en el centro histórico de Barcelona, en las calles aledañas a la Plaza Cataluña –donde finalizó el recorrido–, pero también a lo largo y ancho del Paseo de Gracia, una de las arterias principales. El objetivo era convertir Barcelona en la capital de la resistencia contra la violencia y la barbarie, pero también en el escenario para reivindicar una añeja característica de la capital catalana: su pluralidad, su espíritu abierto y su respeto a la diversidad.

La movilización iba encabezada por una inmensa pancarta, en la que se leía: “No tinc por”, que portaban 75 representantes de los profesionales, comerciantes y ciudadanos que, a su pesar, se convirtieron en protagonistas en los instantes posteriores a los atentados, atendiendo a los heridos o neutralizando a la célula yihadista que había perpetrado la masacre, de los cuales dos se encuentran en prisión y ocho fueron abatidos en enfrentamientos con los Mossos d’Esquadra.

Los protagonistas fueron personal de sanidad, bomberos, policías, comerciantes, taxistas y, obviamente, las víctimas y sus familiares, que iban en primera fila portando una rosa roja o amarilla –o ambas–. Algunos de ellos, con sus hijos en brazos, también gritaron fuerte: No tengo miedo.

En segundo plano había otra cabecera integrada por representantes de las principales instituciones del Estado, liderados por el rey Felipe VI, quien a su llegada a la concentración recibió una sonora rechifla, al igual que el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy. También estuvieron, entre otros, el presidente del Senado español, Pío García Escudero; la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor; todo el gabinete del gobierno español, excepto el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, una nutrida representación de presidentes de gobiernos autonómicos y numerosos alcaldes de todo el país. Acudió el ex presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, además de las principales autoridades catalanas, encabezadas por su presidente, Carles Puigdemont.

Esta es la primera manifestación en la historia del país a la que acude el rey de España, lo cual demuestra que con esta movilización, una semana después de los atentados, se pretende buscar la unidad política. Para reiterar el mensaje de conciliación y paz, entre Felipe VI y Rajoy situaron a una niña musulmana, precisamente para invocar al respeto a la diversidad religiosa. De hecho, una de las pancartas más socorridas en la marcha decía: La mejor respuesta es la paz.

Al final de la marcha leyeron el manifiesto la actriz catalana Rosa María Sardá y la activista musulmana Mirim Hatibi, quienes señalaron: Los que hoy estamos aquí hemos venido para gritar bien fuerte y con una sola voz: No tengo miedo. Nos sentimos protegidos por nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad, y confortados y también orgullosos de la rápida respuesta de los equipos de emergencia, bomberos, personal médico y hospitalario, servicios sociales, trabajadores públicos.

Añadieron: No tenemos miedo, porque una vez más el comportamiento de nuestros conciudadanos, taxistas, comerciantes que dieron refugio a quienes huían, a todos aquellos que llenaron los hospitales para donar sangre, han demostrado que somos una sociedad solidaria. Con la determinación de vivir en paz. No tenemos miedo y no dejaremos que nos venza el terrorismo, porque nos van a encontrar más unidos que nunca en la defensa de la libertad y la democracia desde nuestra diversidad de culturas y creencias. No conseguirán dividirnos. Somos muchas las personas que rechazamos la violencia. Si su ideología es la muerte, la nuestra es una apuesta por la vida.

A lo largo de la manifestación también hubo numerosas pancartas y mensajes críticos contra Felipe VI y el gobierno español por sus relaciones políticas y comerciales con las principales monarquías árabes que financian, supuestamente, al Estado Islámico. Incluso lo apelaban de forma directa, con mensajes como este: Felipe, quien quiere paz no trafica con armas. No tienen vergüenza. O mensajes como “Vuestras políticas son nuestros muertos. Su bajeza borbónica tiene nexos con Arabia Saudita. Vende armas a Daesh”, Mariano, queremos paz, no vender armas o Imagina un país que no venda armas. A lo largo de la concentración abundaron las banderas catalanas y las independentistas, así como algunas banderas españolas.

Representantes de más de 50 países

A la concentración acudieron representantes de las religiones con presencia en España y ciudadanos y representantes diplomáticos de más de 50 países.

Tuvieron especial relevancia los cónsules y embajadores de los países que sufrieron víctimas mortales en el doble atentado.

Para cerrar la movilización, una de las más multitudinarias en la historia de la ciudad, se leyeron dos poemas: uno de Federico García Lorca y otro del catalán Josep María Sagarra, ambos dedicados a La Rambla. Y, finalmente, se escuchó el Cant dels ocells (El canto de los pájaros), que inmortalizó como símbolo de paz el violonchelista catalán Pau Casals.

Además de la marcha en Cataluña se efectuaron numerosas concentraciones de solidaridad en otras ciudades de la región y de España, entre las que destacó la de Ripoll, la ciudad de Girona, de donde era la mayoría de la célula yihadista. Ahí, la hermana de dos de los supuestos responsables de la masacre dijo entre lágrimas: No a la violencia y sí a la paz.

Otras urbes, como Madrid, Castellón, Valencia, Valladolid, Alicante y Sevilla, se sumaron al homenaje a las víctimas e hicieron suyo el lema “No tinc por”.

http://www.jornada.unam.mx/2017/08/27/mundo/020n1mun