Los guantes de látex encierran una curiosa historia de amor. ¿Quieres conocerla? Su descubrimiento fue motivado por el amor que William Stewart Halsted, un médico estadounidense sentía por Carolina Hampton, una compañera enfermera, que tuvo un brote de dermatitis.

Tanto el médico como su ayudante de quirófano, utilizaban anestesia con morfina y un líquido antiséptico (pulverizador de fenol) -creado por Joseph Lawrence Lister- durante las operaciones. Por desgracia, la enfermera contrajo una dermatitis que se le incrementó, aún más, por utilizar estos antisépticos.

Como Halsted estaba enamorado de Hampton y quería seguir trabajando con ella, pidió a una conocida firma que fabricaba artículos de caucho y neumáticos para vehículos, que diseñara unos guantes de goma, a partir del molde de las manos de la enfermera. Y a su vez, que fueran lo suficientemente finos como para realizar un trabajo con precisión en el quirófano. Con estos guantes desparecieron los eccemas de sus manos y los enamorados pudieron seguir trabajando juntos. Poco tiempo después se casaron.

Y colorín colorado, con esta bonita historia de amor se descubrieron los guantes quirúrgicos, siendo para finales del siglo XIX su uso obligatorio para el personal médico.