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¿Qué comía Leonardo Da Vinci?

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Leonardo da Vinci, el renombrado ícono del Renacimiento, es conocido por sus múltiples talentos en el arte, la ciencia y la ingeniería. Sin embargo, un aspecto menos explorado de su vida es su enfoque en la alimentación, que refleja su constante búsqueda de equilibrio y bienestar. A pesar de no estar tan documentada como sus obras maestras, la dieta de Da Vinci ofrece una visión única de su filosofía de vida y su relación con la naturaleza. Las investigaciones sobre la dieta de Leonardo da Vinci se basan principalmente en el análisis de sus escritos personales, sus cuadernos y diversas fuentes históricas que han documentado su vida.
Los gustos culinarios de Leonardo da Vinci eran sorprendentemente sencillos. Una exposición en Lieja, Bélgica, reveló que uno de sus platos más apreciados era una combinación de espinacas hervidas con un huevo colocado sobre ellas, rodeado de pequeñas porciones de mozzarella, un ejemplo claro de su inclinación por la simplicidad y el equilibrio en la alimentación.

Otra de sus recetas preferidas era una cebolla hervida servida sobre una rodaja de buena mozzarella y coronada con una aceituna negra dividida en cuartos. Da Vinci también disfrutaba de una sopa de castañas, una preparación que comenzaba con el machacado y cocción de las castañas en agua, seguidas de un segundo hervor con aceite, miel, sal y pimienta, lo que resultaba en un plato nutritivo y reconfortante.

Su creatividad también se extendía a combinaciones más atrevidas, como la de tres rodajas de zanahoria cruda tallada acompañadas de una salsa de anchoas. Aunque estos platos eran simples en su concepción, reflejaban su profundo conocimiento de los sabores y su habilidad para crear platos que eran tanto saludables como agradables al paladar.

Sus anotaciones sobre cómo preparar y cocinar los alimentos también incluían consejos para mejorar la digestión, como el doble hervor de las lentejas para evitar los gases, o la sugerencia de beber el agua en la que se habían dejado reposar los garbanzos para purificar los riñones. Da Vinci recomendaba además pelar los pepinos y eliminar sus semillas antes de consumirlos, y preparar las calabazas tiernas cortándolas en rodajas largas y secándolas al sol.

Estos platos y recomendaciones no solo muestran a un Da Vinci amante de la buena cocina, sino también a un pensador avanzado que entendía la importancia de una alimentación sencilla pero nutritiva, un principio que sigue resonando en las tendencias alimentarias modernas.

Con información de infobae