Fuente: es.gizmodo.com

Los biólogos marinos que trabajan cerca de la Isla Sur de Nueva Zelanda se han topado con un tiburón fantasma bebé recién nacido, un pez escurridizo y peculiar que vive en las profundidades del océano oscuro.

La cría, o neonato, fue recolectado por un equipo de biólogos marinos del Instituto Nacional de Investigación Atmosférica y del Agua de Nueva Zelanda (NIWA). La pequeña criatura fue encontrada a una profundidad de 1.200 metros en Chatham Rise, frente a la costa este de la Isla Sur, según un comunicado de NIWA. Este descubrimiento debería decirnos más sobre los tiburones fantasma y cómo maduran hasta convertirse en adultos. Los científicos estaban participando en una encuesta de arrastre para estimar la cantidad de merluza de cola (un pez también conocido como granadero azul) en el área cuando descubrieron accidentalmente al tiburón fantasma, más formalmente conocido como quimera. “Se nota que este tiburón fantasma nació recientemente porque tiene la barriga llena de yema de huevo”, dijo en el comunicado Brit Finucci, científico de NIWA que participó en la expedición. “Es bastante asombroso. La mayoría de los tiburones fantasma de aguas profundas son especímenes adultos conocidos; los recién nacidos se reportan con poca frecuencia, por lo que sabemos muy poco sobre ellos”.

Los tiburones fantasma son parientes lejanos de los tiburones y las rayas, y técnicamente no son tiburones. Estos llamados fósiles vivientes son cartilaginosos, lo que significa que sus cuerpos se hacen rígidos a partir de placas y trozos de cartílago parecido a un hueso, en lugar de huesos. Viven en aguas profundas y rara vez se ven; el primer video de un tiburón fantasma en su hábitat natural no se capturó hasta 2016. Se cree que existen unas 38 especies de tiburones fantasma en todo el mundo, pero el número podría ser mayor.

Imagen para el artículo titulado Encuentran un raro espécimen de tiburón fantasma bebé en la costa de Nueva Zelanda
Las madres quimeras ponen sus huevos en el lecho marino, donde los embriones se alimentan de la yema hasta que están listos para eclosionar, según NIWA.

Los científicos ahora realizarán un análisis genético para determinar la especie y realizarán varias pruebas físicas. Los estudios de otras quimeras han demostrado que los hábitos dietéticos de los juveniles y los adultos pueden diferir, y que los juveniles pueden verse sorprendentemente diferentes en comparación con los adultos, incluyendo patrones de color distintivos.

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