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El día que Putin ordenó masacrar con un gas desconocido a 130 rehenes y secuestradores en un teatro de Moscú
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- Publicado: 24 Octubre 2022
- Escrito por Jatziry Miranda
La noche del 23 de octubre de 2002 en las instalaciones del Teatro Dubrovka, en Moscú, no cabía un alfiler. Más de ochocientas personas habían desembolsado en rublos el equivalente de 15 dólares – una entrada cara en ese momento – para ver el musical Nord-ost (Nordeste) Aleksei Ivaschenko y Georgiy Vasiliev, un verdadero suceso de taquilla estrenado el año anterior.
La obra exigía un gran despliegue de actores y técnicos, por lo que si se los contabilizaba junto con el público sumaban 916 personas dentro del teatro.
Poco después de las 9 de la noche, cuando recién comenzaba el segundo acto y el desvalido Sanya Grigoriev – testigo del asesinato de un cartero - deambulaba por los decorados en busca de su amigo el profesor Korablev, un hombre enfundado en un uniforme negro saltó al escenario e interrumpió la obra con varios disparos dirigidos al techo.
En segundos, los espectadores, técnicos y actores, incluidos algunos niños del cuerpo infantil del teatro, se vieron rodeados por otros 39 hombres y mujeres armados con pistolas Makarov y rifles Kalashnikov y que, además, llevaban colgadas de sus cinturones cuatro o cinco granadas cada uno. Por si fuera poco, también distribuyeron explosivos plásticos por toda la sala.
El hombre que saltó al escenario se llamaba Movsar Barayev, sobrino del comandante de la milicia rebelde chechena Arbi Barayev, y estaba al comando del grupo armado, que incluía a 21 hombres y 19 mujeres, en su mayoría de entre 21 y 23 años. Después se sabría que estás últimas eran “viudas negras”, esposas de combatientes rebeldes musulmanes chechenos muertos por las tropas rusas que ocupaban su país, y que estaban dispuestas a todo.
En los primeros momentos de confusión, algunos técnicos y actores que estaban fuera de escena lograron escapar por ventanas y puertas auxiliares, pero fueron pocos. En la sala, rodeados por los integrantes de comando checheno quedaron más de 850 rehenes que pronto se enteraron de que serían asesinados si las tropas rusas no abandonaban inmediatamente Chechenia.
Eso les anunció desde el escenario Movsar Barayev y el mismo mensaje les transmitió a las fuerzas de seguridad rusa que rápidamente rodearon el teatro. Si intentaban entrar, los combatientes harían volar el teatro y morirían junto con los rehenes.
El asalto final
La rotura de la cañería se debió a que las fuerzas de seguridad rusas estaban realizando pequeños agujeros en las paredes y revisando los accesos a las rejillas de ventilación del edificio para realizar la primera parte del asalto al teatro y liberar a los rehenes.
A las 5.10 de la mañana del 26 de octubre, inyectaron un gas narcótico a través de esos accesos para dormir y dejar sin capacidad de reacción a los secuestradores. Que los rehenes sufrieran las mismas consecuencias fue considerado como un mal necesario.
Veinte minutos más tarde, las Fuerzas Especiales “Alpha” y “Vimpel” irrumpieron en el teatro con máscaras, lanzando granadas de gas y disparando sobre algunos secuestradores que no habían sido afectados por la primera oleada de gas.
Según testimonios de algunos rehenes que permanecían despiertos, las fuerzas especiales ejecutaron disparándoles a la cabeza a todos los miembros de comando que estaban dormidos.
Los médicos, desesperados, preguntaron a las fuerzas de seguridad qué gas habían utilizado, para así proporcionarles un antídoto a las víctimas. Les dijeron que no podían informarlo porque se trataba de un secreto militar. Recién en 2012, el laboratorio británico en Salisbury pudo descubrir que los anestésicos carfentanil y remifentanil eran parte del gas, pero sin poder determinar las proporciones y otros ingredientes.
Aún así, la versión del gobierno ruso no fue modificada. La última declaración sobre el tema de Vladimir Putin fue que los rehenes no habían muerto por efectos del gas utilizado sino por el resultado de enfermedades crónicas exacerbadas, estrés e incapacidad para adaptarse a circunstancias inusuales.
Para entonces, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya había condenado a Rusia por la mala planificación inadecuada de la operación de rescate y la falta de una investigación adecuada sobre la operación y otorgó un total de 1,3 millones de euros a los rehenes sobrevivientes y a los familiares de las víctimas.
Con información tomada de: https://www.infobae.com/historias/2022/10/23/el-dia-que-putin-ordeno-masacrar-con-un-gas-desconocido-a-130-rehenes-y-secuestradores-en-un-teatro-de-moscu/