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Ideas desde la sociedad civil para la salud global
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- Category: Mundo
- Publicado: 15 Julio 2017
- Escrito por Miguel Manjarrez
Fuente: El País
La salud mundial ha pasado revisión ante las Naciones Unidas. ¿Diagnóstico? Aún presenta síntomas negativos, pero va mejorando. “Pese a los avances, no debemos olvidar que 400 millones de personas todavía carecen de acceso a servicios de salud básicos. Muchas caen en situación de pobreza porque tienen que pagar la atención médica de su propio bolsillo. Todavía queda mucho por hacer”, resumió Nata Menabde, directora de la oficina de la Organización Mundial de la Salud en Estados Unidos, durante el examen al número tres de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en la sede de la ONU en Nueva York.
Los detalles de los datos recogidos en el último informe de seguimiento de la llamada Agenda 2030, por ser esa la fecha en la que se tienen que conseguir las metas que en ella se han marcado, los desgranó Francesca Perucci, de la división de estadística de la ONU. La mortalidad materna ha caído un 37% entre 2000 y 2015. “Sin embargo, todavía 303.000 mujeres mueren durante el embarazo o el parto cada año”, apuntó Perucci. Un avance similar ha experimentado el fallecimiento de niños menores de cinco años, que ha descendido un 40% en el mismo período. “Pero entre cinco y nueve fallecieron en 2015”, apostilló la estadista. Y bajó el suflé de las congratulaciones un poco más: “Para conseguir el Objetivo marcado en estas materias, el ritmo de mejora tiene que ser más del doble”.
En cuanto a las enfermedades transmisibles, también hay buenas y malas noticias. Por una parte, la incidencia del VIH ha descendido un 46%. “Incluso en África subsahariana, aunque su prevalencia sigue siendo la más alta del mundo”, apuntó la estadista. “La nota negativa es que la tasa aumenta en Norteamérica y Europa”, añadió. También han caído el resto de dolencias infecciosas, según datos del estudio. “Lo vemos en la caída del 41% de la incidencia de la malaria”, profundizó. Y la tuberculosis, un 17% hasta 2015. Ese año, 1.600 millones de personas requirieron tratamiento para alguna de las 18 enfermedades olvidadas, un 21% menos que en 2010.
Morir de manera prematura de dolencias no transmisibles –cardiovasculares, respiratorios, diabetes o cáncer– es hoy más improbable que a principios de siglo. Concretamente, “el riesgo de fallecer entre los 30 y los 70 por estos males ha bajado del 23 al 19% entre el 2000 y el 2015”, afirmó Perucci.
Esta es la radiografía que han dejado los 15 años de esfuerzos conjuntos por mejorar la salud global en el marco de los Objetivos del Milenio. Ahora toca redoblar esfuerzos. Literalmente, porque el ritmo de las mejoras no sirve para sanar al paciente por completo. ¿Qué se puede hacer entonces? ¿Qué prescriben los expertos? Estas son las recetas de representantes de la sociedad civil citados en el Panel Político de Alto Nivel celebrado esta semana para examinar una selección de Objetivos. Es el turno de la salud.
Igualdad
“La cobertura sanitaria universal es necesaria por una cuestión de igualdad”, dijo Michael Myers, director general de la Fundación Rockefeller. “Y la igualdad no ocurre sin más, tiene que existir la intención de alcanzarla, para llegar a los más desfavorecidos de la sociedad, a los abandonados, incluso a las mujeres y las niñas. Esto no ocurre automáticamente porque tengamos un bonito programa, tenemos que buscarlo diseñando programas, ejecutando políticas para llegar a esas poblaciones, si no, seguirán abandonadas”, expuso.
Mirar al futuro
“Debemos mirar al futuro, no solo abordar el presente”, sentenció Myers. “Por supuesto, hay muchas cuestiones urgentes que no podemos olvidar; pero... citando a los amigos canadienses: “Debemos patinar hacia donde va el disco, no donde viene”. Con estas palabras, el filántropo se refería a la necesidad de atajar problemas como el cambio climático o la contaminación ambiental. “Afectan a la salud de las personas”. Y lo harán más, dijo, si no los solucionamos ya. En esta lucha contra el calentamiento global, Marie Hauerslev, vicepresidenta para asuntos externos de la Federación de Asociaciones de Estudiantes de Medicina, ve una “oportunidad” para mejorar el bienestar general: “Por ejemplo, cuando se promueve el transporte público para reducir las emisiones y, con ello, la contaminación ambiental”.
Otra prueba de la necesidad de mirar a largo plazo, según Myers, es que “las enfermedades no transmisibles han caído, pero las proyecciones señalan que pueden subir según los países vayan aumentando su nivel de vida. Así que deberíamos abordar esta cuestión ahora, antes de que la estadística empiece a subir”.
Hauerslev se refirió asimismo a la importancia de la promoción de la salud sexual y reproductiva. “Hay que equipar a la gente joven con el conocimiento, habilidades, actitudes y valores que necesitan para disfrutar de su sexualidad y prevenir enfermedades de transmisión venérea. En definitiva, que puedan tomar decisiones informadas sobre su sexualidad. “Para conseguir los ODS, necesitamos servicios de planificación familiar, lo que incluye acceder a contraceptivos y aborto seguro”, aseguró. La joven fue muy concreta en sus propuestas. Otra más: que cada vez que una política sea sometida a aprobación, los legisladores deban tener en cuenta qué implicaciones tiene la decisión sobre la salud de la población.
Trabajo en equipo
“Tenemos que trabajar de manera multisectorial. Sabemos que los ODS son una oportunidad para hacerlo porque es imposible conseguirlos aisladamente sin involucrar a los demás sectores”, sintetizó Myers una idea que se repitió sesión tras sesión. “Lo vemos en la educación. Una de las inversiones más fuertes en salud es la educación de las niñas, no específicamente en salud, sino la formación general”, aseguró. Lo sabe bien porque la Fundación Rockefeller ha trabajado estrechamente con economistas para tasar los beneficios de invertir en salud. Myers citó otros Objetivos prescriptivos para la salud: “Sabemos que tener acceso a agua limpia y saneamiento es importante. Ese es el número seis. También lo es la energía limpia, especialmente para prevenir enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como para varios tipos de cáncer. Ese es el siete. Como hemos dicho, el medio ambiente tiene mucho que ver con el bienestar, y tiene que ver con los Objetivos 13, 24 y 15”.
“Sin el apoyo de la sociedad civil no hubiéramos conseguido avances, por ejemplo, en la cobertura sanitaria universal, a pesar de todas nuestras resoluciones”, agregó Nata Menabde, de la OMS, a la exposición de Myers.
Reconocer que se trata de política
Voluntad y coherencia política. Estas son las demandas de la joven representante de los estudiantes de Medicina. Para, por ejemplo, “subir los impuestos al tabaco y otros productos nocivos” e invertir lo recaudado en sanidad, dijo. O, al contrario, bajar los precios de alimentos saludables como frutas y verduras mediante subsidios, continuó. “Tenemos que reconocer que estas son cuestiones políticas. Tiene que ver con cómo se organizan los recursos económicos nacionales e internacionales”, anotó Myers. Pero no basta con decir que la salud es lo que importa. “En el sector, sabemos que tenemos que ser más sofisticados en la defensa de la salud. Por eso trabajamos con economistas, para evidenciar que al menos el 24% del crecimiento de los países de renta baja y media se debe a la inversión realizada en sanidad”, agregó.
Investigar
Fue Rachel Cohen, directora ejecutiva regional de la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas, quien dedicó sus cinco minutos de intervención a este asunto. “En los últimos años hay consenso entre los decisores políticos en que el sistema de inventivos para la investigación biomédica no funciona”, comenzó. La experta criticó que millones de personas no se puedan permitir adquirir los medicamentos que necesitan por “los precios imposibles” que tienen.
“Sin abordar este asunto no se podrá reducir la mortalidad materna o infantil, o hacer decrecer las enfermedades transmisibles y no transmisibles, así como otros ODS”, alertó. “Necesitamos que el proceso de investigación ponga en el centro a las personas y no solo el retorno económico. Necesitamos que haya colaboración científica y no competición. Necesitamos que utilicen todas las fortalezas y capacidades de investigación en todo el mundo y no solo en un puñado de países”, enumeró. Y además, que este proceso se lidere desde las instituciones públicas que se aseguren que el retorno es para la ciudadanía.
Cohen no dio tregua a la industria farmacéutica en su discurso: “Los países tienen que apoyar políticas coherentes que desconecten los costes de investigación con los precios de los medicamentos. Se nos ha dicho que la única manera de incentivar la inversión en investigación es subir los precios de los medicamentos. Plantémosle cara a eso”.
https://elpais.com/elpais/2017/07/14/planeta_futuro/1500053215_833111.html?id_externo_rsoc=FB_MX_CM