Fuente: muyinteresante.com

1 La parte de atrás de la lengua es particularmente sensible a los sabores amargos. Esto es para que, en caso de que mastiques algo venenoso, puedas escupirlo antes de tragarlo.

2 Sin la saliva no se puede disolver un alimento, no podrás saber a qué sabe.

3 Aunque las papilas gustativas se regeneran constantemente, cuando tengas 20 años habrás perdido la mitad de las que tenías cuando eras bebé.

4 Las moscas tienen las células receptivas al sabor... ¡en las patas!

5 La ageusia es la incapacidad de percibir sabores, y la hiperageusia es la capacidad de percibirlos a todo lo que dan.

6 En la parte central de la lengua (vista desde arriba) casi no percibimos los sabores.

7 El sentido del gusto es el más débil de todos.

8 La vista también contribuye al gusto: cuando te presentan un plato en el que los alimentos están colocados de manera armónica, tanto en forma como en color, se te antojan más y te saben mejor que cuando los ‘avientan’ al plato como caigan.

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