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Menos carne y viajes en avión para salvar el mundo
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- Category: Vida y Salud
- Publicado: 04 Abril 2022
- Escrito por Milusa Martinez
Fuente: msn.com
El mundo tiene tres años para frenar sus emisiones de gases de efecto invernadero y debe prepararse para abandonar los combustibles fósiles , alertaron este lunes los expertos del clima de la ONU, que proponen cambios radicales en nuestra manera de vivir. Tras una larga negociación, los expertos en clima de la ONU publicaron una guía con propuestas firmes para frenar el calentamiento del planeta, un desafío a su juicio decisivo para el futuro de la Humanidad. Menos carne y menos viajes aéreos son necesarios
En un contexto de alza de precios de la energía, los expertos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) creen que el abandono del carbón es necesario de aquí a 2050, y que el mundo debe renunciar en un 60% como mínimo al petróleo, y en un 70% al gas . Las emisiones de CO2 tienen que ser frenadas de aquí a 2025 para que el futuro de la Humanidad sea “viable”. Para que el calentamiento del planeta no genere cambios irreversibles, esas emisiones deben alcanzar su pico máximo en tres años, y luego a caer drásticamente. “Estamos ante una encrucijada”, explicó el jefe del IPCC, Hoesung Lee. “ Las decisiones que tomemos ahora pueden garantizar un futuro viable . Tenemos las herramientas y el conocimiento necesarios para limitar el calentamiento”, añadió. Con los actuales compromisos, el objetivo de controlar el aumento de la temperatura media del planeta a +1.5 grados Celsius está “fuera del alcance”, explicó el informe. Ni siquiera se lograría el +2°C, sino que el mundo se dirige hacia un calentamiento “catastrófico” de 3,2°C. “Algunos gobiernos y líderes empresariales dicen una cosa, pero hacen otra. Por decirlo llanamente, mienten. Y los resultados serán catastróficos” advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, en un mensaje video tras la publicación del informe. En los últimos meses, el IPCC ha publicado las dos primeras entregas de una trilogía de evaluaciones científicas gigantescas.
El impacto de los aviones y la producción de carne
Miles de páginas describen el efecto invernadero, que está calentando el planeta, y lo que eso significa para la vida y la fauna. Este tercer informe describe qué hacer al respecto. Pero esa respuesta tiene amplias ramificaciones políticas, ya que las soluciones climáticas afectan prácticamente a todos los aspectos de la vida moderna y requieren una inversión desconocida hasta la fecha. Por el momento la energía de origen solar y eólica solo representó un 10% del total de la producción eléctrica mundial en 2021, según el centro de análisis Ember. Las propuestas más radicales abogan por reducir drásticamente el transporte aéreo, obligar a los usuarios a abandonar los vehículos con carburantes tradicionales en favor de los eléctricos, refundar la cadena alimenticia, reduciendo el consumo de carne , repensar la forma de construir las casas. Las negociaciones en torno a este nuevo informe del IPCC han sido largas, más de dos semanas, línea por línea. Los países en vías de desarrollo reivindicaron especialmente su derecho a seguir aumentando el nivel de vida de sus poblaciones, que suponen la gran mayoría del planeta. El informe reconoce que los hogares que representan el 10% de la riqueza mundial emiten el 45% de esos gases de efecto invernadero. Dos tercios de ese 10% viven en los países ricos. En noviembre de 2021, Ed Bastian, director ejecutivo de Delta Air Lines, le dijo a la BBC que lo más seguro es que con el tiempo los costos por viajar en avión se harán más caros y que esto es algo que todos deberán pagar y que, aunque parezca algo indeseable, es el camino correcto.
Críticas a la postura 'simplista' contra la carne
Y es que la aviación es responsable del 2.5% de las emisiones de carbono que están calentando el planeta, según la Agencia Internacional de Energía. Por su parte, según un artículo publicado en Environmental Research , el sistema alimentario actual es causante de entre un 20 y un 40% de los gases de efecto invernadero. En gran parte, esto se debe tanto a los deshechos de los rumiantes, la deforestación para expandir la frontera agrícola e incluso el diseño de las cadenas de suministro para almacenar y transportar los alimentos hasta los consumidores finales. Existen voces que están en contra de la narrativa de que la ganadería tradicional e incluso la llamada ganadería intensiva son perjudiciales en todo el mundo. En 2020, la ONU lanzó una campaña en Twitter para aconsejar un cambio radical de dieta argumentando que: “La producción de carne contribuye al agotamiento de los recursos hídricos y es el principal impulsor de la deforestación”. En respuesta, el gobierno de Uruguay, uno de los países productores de carne de la más alta calidad en el mundo, emitió un comunicado indicando que 'las comparaciones simplistas y aisladas del impacto ambiental de las diferentes actividades sólo llevan a la confusión y parecen responder a movimientos activistas e intereses poco transparentes”. El gobierno uruguayo, así como otros críticos de la postura de la ONU, argumentan que existen países como Uruguay y Argentina donde gran parte del territorio estaba ya, de por sí, ocupada por extensos pastizales, ideales para la ganadería. En este sentido, la producción de carne en estas latitudes del mundo no es de facto contaminante, pues no contribuye a la deforestación: 'La producción de carne en Uruguay se caracteriza por una fuerte predominancia de las pasturas naturales, y por el pastoreo conjunto de bovinos y ovinos a cielo abierto, sin estabulación, ni antibióticos y esteroides, y en total armonía con el medio ambiente', indicó en su momento el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay.
En este mismo sentido, otra crítica a la postura 'simplista' de la ONU es que la ganadería tradicional conlleva además un encadenamiento productivo a nivel local que sería muy difícil de sustituir. En un artículo publicado en 2021 en la revista Frontiers in Sustainable Food Systems , el investigador argentino Pablo Tittonell argumenta que en Sudamérica existe una ganadería intensiva ecológicamente sustentable y que, de implementarse 'alternativas' a esta práctica tradicional, se estaría dando el control a agentes desligados de las comunidades.