Las artes solía ser un deporte olímpico. Entre 1912 y 1948, los eventos deportivos internacionales otorgaban medallas a la música, la pintura, la escultura y la arquitectura.

Todo comenzó en 1894 con la fundación del Comité Olímpico Internacional (COI) a manos del Barón Pierre de Coubertin. Pierre, veía incompletos los Juegos Olímpicos sin una categoría dedicada a las artes. Consiguió reunir a los integrantes del COI para que estos aprobaran esta nueva categoría pero, por motivos ajenos a él y al Comité, ese año los Juegos casi se cancelan y, por falta de tiempo, omitieron los preparativos para las nuevas categorías.

Por suerte Pierre de Coubertin no se rindió y su lucha dio resultado. En 1912 consiguió añadir las artes como categoría en los Juegos Olímpicos de Estocolmo. Ese año se incluyeron las categorías de arquitectura, música, pintura, escultura y literatura. La única condición era que todos los trabajos presentados se debían haber inspirado, de alguna forma, en los deportes. Este primer año se presentaron unos 33 artistas, la mayoría procedentes de países europeos.

Durante las siguientes décadas los Juegos Olímpicos se convirtieron en un evento de gran importancia a nivel mundial. A pesar de esto, las artes continuaron considerándose un evento secundario. Es esta época los artistas que se presentaban solían realizar esculturas relacionadas con el boxeo o preparaban proyectos arquitectónicos de estadios.

Las competiciones artísticas de los Juegos Olímpicos nunca estuvieron muy regularizadas. Un artista podía ganar una medalla de plata sin que nadie se llevara el oro e incluso había categorías que quedaban desiertas si el jurado lo veía necesario.